Y ellos hablan...

Hasta ahora hemos ido recibiendo noticias del Cap’s a través del Capi, al que no le conmueve  la expresión escrita en la misma medida que a nuestro inmortal Cervantes, Borges o cualquier otro genio de nuestras letras. Pero no cabe aquí ningún reproche ya que diaria y puntualmente nos ha hecho conocedores de las aventuras de nuestro entrañable navío. No obstante, queremos ahora ceder  la palabra a los demás tripulantes para que nos refieran con su testimonio.

 

 

Osvaldo

Tan solo faltando 78 millas, gracias al capstres, se hace realidad mi sueño, de cruzar el Atlántico en velero. Ha sido y es una travesia maravillosa, inolvidable, en la que ha reinado la paz, la armonia y el buen compañerismo. Como curiosidad en los primeros dias de la travesía, debido a las brisas del Atlántico, o a las muy buenas comidas que se hacían a bordo (nada de conservas), mi apetito se vio desbordado de tal manera, que a pesar de la abundante ración, repetía hasta tres veces, ante la sorprendente mirada de mis compañeros y algunos comentarios como: llegarás a destino con 8 ó10 kilos más, no pasarás por la puerta del camarote... Ante esta situación, lo consulté con mis dos neuronas y llegué a la conclusión, que con repetir una sola vez era suficiente y más sano. Os agradezco a todos los amigos, amigas y familia, los correos que han enviado durante la travesía, pues hace mucha ilusión en medio del Atlántico tener noticias. Un gran abrazo para todos, desde aquí, casi llegando a Martinica.  

Javier

 

 

"Phisical disconfort doesn't means a lot when the mood is allright" De incomodidades hemos tenido todas las previsibles y alguna imprevisible; pero la moral se ha mantenido alta y eso ha dejado tiempo más que suficiente para aprender a navegar, trabar amistad con mis compañeros, conocerme mejor y disfrutar de la experiencia.


¡¡ Ahora a buscar un embarque para la vuelta por Azores !!"

Jose

 

Después de tantos años soñando con estos momentos, puedo concluir con que para nada me han defraudado. Han sido o serán,  porque todavía no se ha acabado, veinte días inolvidables.  

 

Me encanta el Atlántico, es un mar maravilloso; desde el momento en que bajé de la península a Canarias lo sentí, y después de estas tres semanas sigo pensando lo mismo: es un mar noble.

Pese al movimiento constante que el oleaje provoca en el interior del barco, ha pasado el tiempo volando. Han contribuido, sin duda, el buen tiempo que hemos tenido y el buen ambiente reinante entre la tripulación, a pesar de que no nos conocíamos de nada y podía haber sido todo lo contrario.

En cuanto a guardias, se han organizado muy bien y han sido muy llevaderas, sobretodo se ha notado en estos últimos días un poco más complicados debido a los chubascos.

La comida he intentado que fuera lo mejor posible, siempre preocurando llegar a un consenso en el menú diario. Bueno, en fin, que todo muy bien.

 

Para mí otro punto muy destacable ha sido el haber llevado durante gran parte de la travesía al Bahía las Islas pegadito a nosotros; han sido emocionantes las dos aproximaciones, el escuchar al otro lado de la radio las voces de sus tripulantes, esa sensación de seguridad que te da el saber que hay otro barco ahí cerca... Desde que no estamos juntos les echo  de menos, mirar en el plotter y ver su señal del AIS, ahí y la voz de Ángel apretándonos para ir más deprisa para que no nos amodorremos...

 

Tambien diré que he echado a faltar muchísimo a Virgi, como no;  si ella es la que lleva todo..., dónde está esto, dónde pongo aquello, su cariño permanente, su sonrisa, sus canturreos karaokeros...

 

Estos últimos días se están haciendo un poco más largos, quizás, debido a la proximidad del final del viaje,  la ansiedad de llegar y haber cumplido un sueño.

Ramón

Buenas tardes a todos desde el Cap's III:

Nos han pedido una pequeña crónica desde este lado del océano y la verdad es que es un tanto complicado ya que en este pequeño y reducido gran hermano atlántico en el que vivimos, echamos a faltar el morbo que existe en ese programa y que daría la nota interesante.

Para empezar no tenemos problemas con la comida, con la que generalmente estamos de acuerdo todos  y aquí podríamos decir las palabras de mi nieto: "estaba todo muy rico y muy abundante en esta boda".  No hay roces personales, o si los hay, yo no los he visto; no hay tareas difíciles. Tenemos nuestros momentos de soledad para mantener una actitud contemplativa de la vida, el tiempo se está portando muy benignamente con nosotros (toquemos madera) y los días pasan sin sobresaltos.

Quizás deba mencionar que me he quitado el reloj de la muñeca ante el temor de perderlo y utilizaba un método para despertar que consistía en la afición de Osvaldo por un tipo de perfume de baño, ¡vamos que se bañaba literalmente en el perfume!, y que era para mí como el toque de diana tan pronto llegaba a mis glándulas olfativas; vamos, como un mazazo en medio de la testa... Afortunadamente para el resto de la tripulación y de una recalada tranquila , se le ha terminado el dichoso perfume...jejejej.

Durante unos días también ha flotado en el ambiente el "Síndrome Rebeca", superado en estos momentos por el buen funcionamiento de nuestro piloto de viento que gobierna durante el día y al cual dedico buena parte de mi tiempo dándole ánimos y mimos para que nos lleve a buen puerto. Y como desde hace dos días nos hemos separado de nuestro brazo flagelador que era el Bahía, con sus toques de atención al menor síntoma de pérdida de velocidad, la vida se ha convertido en más pausada, que en definitiva es lo que hemos venido a buscar por estos mares.

Y ya a 424 millas de nuestro destino nos parece una pequeña travesía esta que se nos está terminando.

Gracias por vuestra paciencia y atención. Continuaremos desde Martinica.

Temáis